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martes, 2 de abril de 2013

Feliz cumpleaños. (Relato)



Corey se despertó, como si fuese un día normal, como si no fuese su cumpleaños. Como si ese día, no cumpliera once años.
Su padre, fue a buscarle por la mañana, para darle su regalo de cumpleaños.
Corey, intrigado, se puso la ropa nueva, que su abuela le regaló en la noche y buscó desde la ventana a su padre, el cual lo esperaba, en la acera de en frente.
Le dio un beso a su madre, un codazo a su hermana, e, intrigado, corrió hacia donde se encontraba su padre.

- ¿Y mi regalo? - Le preguntó, al verlo sin nada en las manos.
- Está aquí.
- ¿Dónde? - Volvió a preguntar, mientras miraba por todos lados.
- Todo esto. - Señaló a su alrededor. - Esto es tu regalo.

Sin entender nada, Corey siguió a su padre, el cual caminaba decidido.
Bajaron una cuesta y se introdujeron en un parque. Allí Paul, lo llevó hacia las chabolas habitadas por toxicómanos.
Corey, se quedó impactado por tal visión.

- ¿Qué es esto? ¿Por qué me traes aquí?
- Son personas que eligieron mal su camino. Crearon un mundo nuevo del que ya no pueden salir.
- ¿Qué les pasa?
- Se drogan. Toman sustancias que les hace estar así.
- ¿Y por qué lo hacen?
- Porque, cuando empezaron, se sentían bien.

La siguiente parada, les llevó diez minutos recorrerla. Se encontraba en la periferia del barrio. Allí, cinco prostitutas extranjeras, intentaban conseguir el mayor dinero posible, en la mañana.
Una prostituta pelirroja, con pecas por todo el cuerpo y, un acento marcado, se acercó hacia Corey.
Este, asustado, se acurrucó sobre las piernas de su padre.

- ¡Qué niño más guapo! ¿Cómo llamas tú? - Al ver que no respondía, continuó. - ¡Pero no asustar! Yo buena.

Con una sonrisa, Paul continuó su camino, y se paró, frente a otra prostituta mulata, que le guiñaba el ojo desde que llegó.

- No te escondas. Mira.
- ¡No quiero! - Dijo enfadado. - Me da miedo.

Agarró a su hijo y, sosteniéndole, le puso frente a la prostituta mulata.

- Es extranjera, como todas las chicas que aquí se encuentran. Vinieron a España en busca de trabajo y, la única solución que encontraron fue esta.
- ¿Y qué hacen?
- ¿Venden su cuerpo?
- ¿Para qué?
- Para lo que el cliente quiera.
- ¿Ellas no pueden elegir?
- No. No tienen derecho. Ningún derecho. Ni opción. O es esto, o la muerte. Muchas no tienen papeles.
- ¿Papeles? – Dijo observando a otra chica, que leía una revista antigua, pensando que, su padre, se refería a eso.
- Sí. Permisos jurídicos que las hacen estar aquí, siendo legales. Vienen a España, ilegales, para buscar una nueva vida, pero, al no tener contratos de trabajo, no consiguen el permiso para residir legalmente en España, y, entonces, se quedan aquí escondidas y con miedo, siendo esta, su única salida.
Muchas de ellas, son traídas por malas personas, que, las obligan a esto.

Caminaron solo unos metros, y encontraron a varios vagabundos, muchos de ellos, borrachos y con la cabeza ida.

- Algunos se quedaron sin trabajo, otros, se divorciaron y otros, el alcohol les pasó factura.
- ¿No tienen casa?
- No. Viven aquí. Comen de la basura, y del dinero que ganan pidiendo, y, casi todo lo que ganan, se lo gastan en vino.
- ¿Por qué beben?
- Porque así no recuerdan su triste vida. Ni los felices que fueron. Muchos de ellos sufren vejaciones de personas que sí tienen casa. Duermen en la calle, por mucho sol, frío o lluvia que haga, y, hay veces, que no comen nada.

Dos vagabundos, se peleaban por una manta color canela, bajo la atenta mirada de otro, que bebía vino, desde el cartón.

- ¿Por qué se pelean? – Le preguntó Corey, a su padre.
- Porque es lo único que tienen.

Varios coches de policía, llamaron la atención de Paul, el cual, agarró la mano de su hijo, para correr hacia los coches.
Un chico muerto, yacía sobre el asfalto.

- Todos morimos. Algunos, no de viejos.

Paul puso atención a los transeúntes que, rodeaban al muchacho para observarle mejor. Paul, se enteró que había muerto, por un ajuste de cuentas.

- ¿Oíste? – Le preguntó a su hijo. – Cuchillada en el estómago por un ajuste de cuentas.
- ¿Cuáles cuentas?
- Ese chico, le debía algo a alguien y, al no pagar, la otra persona lo mató.
- ¿Por qué?
- Porque todos somos así. Tenemos la maldad y la venganza en nuestros genes. Nacemos para ser vengativos. Torturamos animales para alimentarnos. Algunos, incluso, nacen hasta para asesinar.

Corey lloró al mirar a los ojos del chico, ya, sin alma. Paul, le agarró la cabeza y, le cubrió los ojos.

- No mires. No tienes por qué hacerlo. El asesinato no es un espectáculo.

Salieron de la periferia, Corey incluso, todavía llorando. En la salida, encontraron a dos transexuales, ligeros de ropa y subidos en plataformas.

- ¿Y ellas? – Preguntó Corey extrañado.
- Los olvidados. Personas que nacieron en el sexo contrario.
- ¿En el sexo contrario?
- Son hombres. Pero se sienten mujeres.
-¿Cómo es posible?
- Su cabeza les dice que no son hombres. Se aborrecen así mismos cuando se miran al espejo. Lloran, al ver que, no tienen vagina. Hay algunos que se suicidan. Y el mundo, les rechaza.
- ¿Por qué?
- Por ser diferentes. Creen que, están locos. Que se lo inventan.
El mundo les rechaza. No les dan trabajo por ser transexuales, así que, la única solución que tienen es vender su cuerpo, como las chicas de antes. Los hombres que les aborrecen por las mañanas, les pagan por la noche.
Algunos de ellos, reciben palizas hasta morir. Este mundo está lleno de odio.
- ¿Por qué?
- Porque han sido criados así. Las religiones sobre todo. El Corán llega a pagar un pecado con un asesinato. La sociedad les marca, para que sean odiados y los otros, para odiar.
- ¿Y los que no lo hacen?
- Intentan cambiar el mundo, pero no lo consiguen. Somos demasiados hipócritas e intolerantes.
Vamos. Te invito a un helado.

Caminaron hacia la heladería más próxima. En el camino, Corey continuaba llorando.
Antes de llegar a la heladería, Paul sentó a Corey en un banco, para darle una última explicación.

- Esto es la vida Corey. Hay muchas cosas que debes conocer, y que descubrirás por experiencias propias, o por curiosidad.
Ya no eres un niño, y, por mucho que te crean así, o te confirmen que tienes once años, no. Ya no eres un niño. La vida no es maravillosa. A veces, te parecerá asquerosa e injusta.
Los cuentos que leías o las películas que veías cuando eras más pequeño no existen. Esto es la realidad. Hay violaciones, asesinatos, trata de blancas, comidas que producen cáncer, crueldad, personas inhumanas, peleas, prostitución, ladrones, corrupción, guerras… Hay incluso personas que, matan a otras por diamantes en países africanos. Niños que son obligados a ir a la guerra. Niñas, que son obligadas a casarse con solo 12 años, con el hombre que las violó. Países que atacan a otros con la escusa de ayudar en guerras.
Esto es la vida, y no es como te la contaron.

Corey se secó las lágrimas, convencido con la historia que su padre le contó, como las que le contaba de pequeño, solo que esta, tenía más realidad y datos gráficos.
Mentalmente, se preguntó, >>“¿A qué edad deja uno de ser niño?”<<

- Feliz cumpleaños, hijo.

La voz de su padre, le interrumpió el pensamiento.


A Jesús Franco, por enseñarme la otra cara del cine.
Descanse en paz.

1 comentario:

Furia Tarsartir dijo...

Me ha gustado mucho, te ha quedado muy bien. Lo que mas penita me ha dado ha sido lo del asesinato. Me ha venido a la mente la carita del pobre niño.

Besitos!!