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jueves, 10 de marzo de 2016

Teresa me pone triste.

Luchemos todos, por cualquier cosa, porque se debe luchar, porque si no, no conseguimos lo que queremos. Porque, porque, por qué. Porque necesitamos un por qué, pero no se necesita el cuándo, porque se dicen que las cosas llegan cuando llegan, pero es mentira, porque no hay que esperar a que las cosas lleguen solas, porque te puedes morir antes que lleguen, y entonces, pum, ya está, ya no existe ese cuándo de ese por qué.


Bombardeemos el mundo. Bombardeemos el mundo de claveles, mientras disparamos cañonazos de rosas blancas, a la vez que cantamos el Grandola Vila Morena con el corazón en un puño. Bombardeemos las ideas, las luchas perennes que nos hacen enmudecer a los demás. Bombardeemos el universo, para que así se consiga ver las estrellas de una vez.


Seamos la señorita G de la película Cracks, y contemos historias de viajes que hagamos realidad. Seamos Ovidi, y cantémosle a la vida. Seamos David Fernàndez, y partámonos la cara en las manifestaciones. Seamos Alberto Garzón, y pidámosle a los policías explicaciones. Seamos humanos, y cuidemos todo lo que tenemos alrededor.


Seamos el mundo, los animales, una guitarra con curvas de violonchelo, un violonchelo con curvas de guitarra. Seamos la paz, la armonía, la tolerancia, el respeto. Seamos el amor.


Convirtámonos en la paz, la armonía, la igualdad, la esperanza, la lucha, la serenidad, la confianza, la libertad.



Y susurremos…. Teresa.


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