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sábado, 4 de diciembre de 2010

Recuerdos


No me gusta absolutamente nada pasear por mi barrio.
Ayer, esperando el autobús, pasó por detrás de la parada mi abuelo Andrés, Pablo, y Vanesa.
Si te pasas desde los 4 años hasta los 10 en un bar desde las 10 de la mañana hasta las 3 e incluso las 4 de la mañana, puede que cojas mas cariño a los hijos de la dueña del bar, a los clientes de todos los días y descubras cosas que a lo mejor no son adecuadas para tu edad.
Si llega un día de Septiembre a las 3 de la tarde y tu madre muere, puede que no vuelvas a ver a tu padre, ni a tus abuelos, ni a tus tíos, ni a tus primos, ni a sus amigos.
Ver a mi abuelo y a Pablo, fue como, sentir una puñalada.
Me quedé mirándolos hasta que los perdí de vista.
Es frustrante, por que te quedas pensando, y mientras piensas, aparece Vanesa con su hija, y la cabeza se te va a cuando tenías 6 años, y todo era feliz.
Mamá estaba viva. Las personas del bar te saludaban y te decían:"¡Qué guapa vienes hoy!"
Aunque Papá no te quería, te iba a buscar al bar, te llevaba a comprar chuches, y íbamos al bar de Esteban, donde con su mujer, su hijo, Pablo y Bárbara, te esperaban con la mejor música Rockera, y las mejores motos.
Cuando veo a todas las personas que tuvieron que ver en mi infancia, es como sentir que ahora, nadie te quiere.
Piensas en que, necesitas ir detrás de ellos y decirles:"Mírame, soy yo, estoy aquí. Quiéreme como antes. QUIÉREME QUIÉREME QUIÉREME."
No me gusta acordarme de todo y sentir tristeza.
Pero no puedo evitarlo.
Cuando murió mi madre, y el bar cerró. Perdí a mas de 30 personas en un momento.
Y todos los adultos actúan como si nunca hubieras existido. Nadie se acuerda de lo que antiguamente fuimos.
Las celebraciones de cumpleaños a las 2 de la mañana. Los bailes con la música del coche de Enrique. Los juegos de cartas con los mayores. Los paseos alrededor del bar. El humo. El alcohol. Las risas. Las luces de las máquinas. Papá con un regalo entre los brazos. La sonrisa de Pablo cuando me sostenía en brazos. El cariño incondicional hacia Vanesa, Nohemí y Juan Miguél.
La sonrisa de mi prima Andrea cuando me veía llegar a la casa de mis abuelos. Los primeros pasos de mi primo Miguel. Los regalos de mi tío Miguel Ángel. Los besos de Loli cuando eras una niña pequeña actuando de camarera. La sonrisa de Titi cuando te ponías a cantar canciones de Isabel Pantoja.

1 comentario:

Angie García. Escritora dijo...

Hola!!

Qué historia más triste:(
Espero que sigas contando y puedas transformarla poco a poco en una historia feliz:)

Besos.

Lola Bluu.