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viernes, 11 de mayo de 2012

Envidia cochina.



Leyendo la página wed de Lucía Etxebarria, vi una entrada en la que escribía las cosas que le dan envidia. Yo, con la bombilla ya caducada, pegué un chispazo y  la encendí. Así que, de esa idea de Lucía, salió esto. Que lo disfruten.

Las familias. En mi casa siempre se ha hecho todo complicado. Sí de ello, lo más fácil es tener una familia, en mi casa siempre se complicaba. Yo llegué a no tener referente paterno nunca, y perder a mi madre con 7 años, así que, además de cerrarme en mí, me fui criando cada vez más sola, y poniendo una barrera llena de rencor hacia las personas que se querían, de un modo u otro, acercar a mí. Cuando conocí  a F, comprendí que sí podía tener una familia aunque no fuera biológicamente mía. Amo con mi vida a F, sus padres son como los míos, de hecho, considero a su madre como un intervalo de la mía puesto que le cuento mis problemas, mis días, mis idas y mis venidas, mis inquietudes. Su abuela está llena de sabiduría para mí, y me lo paso muy bien con ella. Sus tíos me han acogido como su sobrina postiza y Sergio para mí es como mi hermano. A raíz de coger confianza con ellos a media que pasaban los años (con un intervalo de dos) comprendí que es mejor algo que nada, y, que no tener padres pero sí abuelos y tíos que veía todo los días, no era tan malo. Pero se desee o no, las familias compuestas por madre y padre las envidio.

El pelo liso. Mi madre nunca me peinaba, ya que ella también tenía el pelo rizado, pero, mi abuela, cuando empecé a ir al colegio, me comenzó a peinar, y los risos se me abrieron, formando los tirabuzones y las ondulaciones que tengo ahora. Cuando chica, envidiaba a las chicas que tenían los mismos risos que yo con cuatro años, pero, cuando crecí comencé a tener una relación amor odio con mi pelo. No me gustaría tener el pelo completamente liso, igual, como el de Eva Green en Camelot puede, pero, el que me gusta, es el pelo de mi Coco.

Los habladores. Al cerrarme en mí, dejé de comunicarme conmigo misma, y eso me produjo la falta de comunicación hacia los demás sobre lo que opinaba o quería expresar. Por ello, siempre estaba callada, cosa que los profesores admiraban y asentía a todo lo que me proponían. Cuando llegaron mis dudas de adolescente callada, el haber estado siempre en silencio me pasó factura, impidiéndome que pudiera hablar con mis abuelos o mis tíos cualquier problema que tuviera sobre mi orientación sexual u otro problema de adolescente. Por muchas oportunidades que he tenido para hablar, nunca he tenido ese valor de sentarme y hablar y hablar y hablar sobre lo que yo sentía, así que, más que los habladores, envido la confianza que tienen algunas personas, como F, para contarles sus cosas a su familia.

Los cabezotas, por así llamarlos. La idea de empezar algo, un cuadro o a tocar la guitarra o a estudiar mismo siempre lo cumplo. Digamos que, empezar empiezo, pero, lo que es continuar... ahí ya me cuesta. Lo bueno que se podría decir es que, lo que empiezo, lo termino pero, puedo llegar a dejar una cosa y hasta meses y meses después no volver a cogerla. Por eso puede que, tenga envía de las personas que son capaces de empezar una cosa, como un problema de trigonometría, y hasta no terminar no se levantan del asiento.


Y mi cabeza no dio para más, de hecho, llevo más de 1 semana escribiendo esta entrada.

1 comentario:

Furia Tarsartir dijo...

Me ha encantado la actualización, ademas tiene mucho merito, puesto que confesar la envidia que tenemos a ciertas cosas no es nada fácil. Siempre es mas fácil no llegar a decir nada. Igual que los sentimientos.

El tema de la familia es totalmente normal, pero como has dicho lo mejor que puedes hacer es disfrutar de la gente que tienes a tu alrededor y considerarlos tu familia, aunque no sean de tu misma sangre. Finalmente lo que cuenta es el roce y no la biología (que científica me vuelvo a veces xD)

Lo dicho me ha encantado, y me has dado una futura idea jajaja

Besitos!!