“El artista y la modelo” es un tema frecuente del arte moderno.
Picasso y Matisse han sido algunos de sus más asiduos
frecuentadores. No se trataba de un ejercicio narcisista, pues era un
tema que iba más allá del simple autorretrato.
Mi película pretende ser una variación sobre este tema. Una
variación cinematográfica.
En 2005, comencé a trabajar en el guión con Jean-Claude
Carrière, después de una primera versión de la historia realizada con
Azcona, que luego no fue utilizada para la escritura final.
Carrière entró en el cine colaborando con Jacques Tati y Pierre
Etaix. Y además de sus guiones para —y con— Luis Buñuel, ha
colaborado con Milos Forman y Louis Malle, con Peter Brook y Patrice
Chéreau, con Andrzej Wajda y Volker Schlöndorff...
Nuestro objetivo en el guión fue contar la película y construir
nuestro estilo, en solidaridad con nuestro personaje, con su búsqueda
de un arte pegado a la tierra. Huir de los habituales trucos narrativos,
de la dramaturgia del cine de género, para intentar alcanzar la difícil
sencillez que nuestro protagonista busca de forma obsesiva.
Se trata de una película que “habla” de grandes temas, pero no
queremos que “diserte” sobre ellos. Mirar de frente a las cosas, pero
huyendo de la trascendencia y la ampulosidad.
La vida y la muerte.
La juventud y la vejez.
La belleza en tiempos de horror —¿no lo son todos?—.
Una película sobre el sentido y la necesidad del arte.
Sobre la búsqueda de la belleza.
Fernando Trueba.
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